sábado, 13 de julio de 2013

el mundo

A veces no entiendo al mundo, un día todo puede ser mil sobre hojuelas y al otro todo puede ser una sombra de lo que fue, cómo es que las cosas pueden cambiar tan solo con un segundo y no poder volver a ser lo que eran. Añorar el pasado es no vivir el presente, el presente puede volverse una realidad inexistente y el futuro una esperanza de lo desconocido, entonces dónde estamos parados, es la pregunta que me he hecho toda mi vida, donde estoy parada en este momento.

Me pregunto lo mismo todo el tiempo porque cada vez que creo que empezarán a ir bien las cosas algo me parte, me descoloca y me hace ver que no estaba viendo con los ojos, que estaba solamente soñando despierta, entonces abro los ojos y me doy cuenta que las cosas no son lo que parecen y que ya no soy yo la que no entiende al mundo sino el mundo que no me entiende a mi.

La claridad es lo que le da forma al mundo, la verdad, la honestidad y el respeto, el problema somos nosotros que damos por hechas ciertas palabras, ciertas conversaciones o ciertas emociones por lo que escogemos y medimos las palabras, sea para no decirlas o para decirlas incompletas justificándonos con el fin de esa decisión, pero entonces realmente el fin justifica los medios o somos solamente personas egoístas que no queremos ser heridos y que herimos consiente o inconscientemente a los demás. Esto no quiere decir que no existan buenas personas, las hay de eso estoy segura, sin embargo están a veces invisibles a los ojos como fantasmas caminantes en la tierra tendiendo su mano a cuanto ser lo necesite pero siendo jalados por el hombro y heridos innumerables veces sin si quiera soltar una sola lagrima, es por eso que no los vemos por que ellos también están heridos y se confunden con los otros caminantes.

Encontramos a personas etéreas, tan dulces y tan sinceras que su sola presencia es una bofetada de algo tan bueno y desconocido que duele, porque cada vez que nos alejan del fuego nos resistimos queremos herirnos y ellos en cambio quieren mantenernos con el suficiente calor para no morir de frío, para sentirnos en casa y para ver el camino hacía ella.

Es así como el mundo decide dar muchas vueltas para que nos encontremos con todos los seres de luz que existen, para que seamos salvados las veces que sean necesarias para aprender, para ser felices y para convertirnos en esa luz que a otros hace falta, para entender al mundo y como funciona.


A veces no entiendo al mundo porque da muchas vueltas, a veces no entiendo nada porque no quiero entender, porque no quiero despertar porque se que una vez que lo haga no se si seré uno más de los heridos o una luz y me temo que cada vez que empiezo a abrir los ojos siento tanto dolor que no se si cuando los abra por completo el dolor se detenga o se intensifique.

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