jueves, 13 de junio de 2013

Tu sonrisa



Hoy tengo que hablar de tu sonrisa, no puedo evitarlo, quiero no pensarte pero te pienso siempre y a cada momento. Creo que nunca te lo he dicho pero me encanta tu sonrisa, creo que por eso me enamoré de ti, no fue tu encanto ni tu manera tímida de acercarte, fue tu sonrisa. Una sonrisa tan limpia, tan pura y tan abierta que la llevo tatuada en la memoria. Después de eso te conocí y caí en un mar del que no podía salir, del que no quería salir. 

Siempre había discusiones, pero lo hacíamos porque nos encanta alegar, siempre ha sido así, demasiado orgullo y testarudez de parte de los dos, todos nos odiaban porque nos entendíamos también cuando pelábamos y tan bien cuando no. Todo se reduce a los pleitos por el remoto de la televisión, la dirección de un lugar o los ingredientes de la pizza, así de tontos solíamos ser. Pero al final siempre había una sonrisa, y ami me encanta esa sonrisa. 

Recuerdo el día en que descubrí que tu sonrisa era mía y solo mía, tampoco te lo dije pero supongo que es buen momento para que lo sepas. Era un día muy largo, estábamos tan cansados que nadie dijo nada y solo nos metimos a la cama, hablamos durante un rato, siempre terminamos hablando largo, casi no tenías expresión y creo que nunca la has tenido realmente pero yo te había hablado de una discusión vieja la cual ahora nos causaba risa y tu sonreíste de adentro hacia afuera, viéndome de reojo no querías que te viera sonreír pero lo hice y me di cuenta que esa sonrisa era solo mía, porque solo yo podía hacerte sonreír así, con nadie más te había visto esa sonrisa y ahora que estaba ante mis ojos una vez más la acepte y la convertí en mi sonrisa.

jueves, 6 de junio de 2013

Escapar


Soñé que me escapaba, que tenía las valijas en las manos y veía la pizarra de vuelos cambiantes a todas partes del mundo. Solo tenía una oportunidad, tenía que escoger bien a donde ir, un lugar donde nadie me encontrara, un lugar donde nadie sospechara quien soy y al que nadie tuviera interés en visitar. Rapidamente descarte París, Roma, Inglaterra y España, estos países se habían convertido en algo tan popular que no quería correr el riesgo de encontrarme con alguien que pudiera conocerme en una heladería en un par de años. Pensé en america del sur, había estado ahí antes y me parecía un lugar encantador, con todas las características latinas que me hacen amar a mi país y el hecho de hablar español, pero ahí también me encontrarían, bastarían un par de llamadas y sería todo.

Mientras cavilo que lugar puedo ir, la pizarra vuelve a cambiar y aparece un lugar que no había pensado Irlanda. Me acerco a la encargada y compro el vuelo.

-¿Sencillo o redondo señorita?
-Sencillo
-¿Piensa estar mucho tiempo por allá?
-No lo sé
-Qué tenga buen viaje

Y así fue como llegué al lugar que se llevó mi corazón, no volví a saber de mí, me dejé intoxicar por la belleza de la naturaleza, la gente, el acento, el idioma, todo, me olvidé mi nombre incluso, era tan feliz y tan independiente que jamás pensaba en casa, y así pasaban todos mis días, lunes a domingo mañana y tarde, hasta que veía el calendario y recordaba el cumpleaños de mi madre o el de mi padre, el primer año lejos de casa me olvidé, estaba tan perdida en la felicidad de la libertad que me olvidé, el siguiente año y de ahí hasta la fecha he logrado acordar con una florería mandar un ramo de peonías a mi madre cada 24 de abril, y para mi padre he quedado con una tienda de vinos para que cada año le manden un merlot y una caja de chocolates o de puros el 7 de noviembre. Fue difícil encontrar quien quisiera seguir la tarea, recibir dinero de un extraño que no diría donde estaba y de donde provendría el dinero cada año, pero lo conseguí. En parte lo hago porque amo a mis padres, pero también porque quiero que sepan que aún vivo. No les escribo porque pienso que eso los destrozaría, yo alejada de todo lo que un día conocí tan feliz, es casi inaudito.

Despierto del sueño, estoy triste porque todo acabó, no estoy más en el lugar donde fui feliz, abro la ventana y cierro los ojos para respirar el aire caliente de la ciudad, pero en su lugar huele a mojado y está lloviendo, abro los ojos y todo está ahí, la tierra, la lluvia la naturaleza, estoy en casa, no fue un sueño, escapé de la amargura.

lunes, 3 de junio de 2013

tango



Mi Buenos Aires querido, no creo que exista un escritor que no te extrañe. Borges te extrañó, Cortázar también lo hizo y tal vez yo nunca llegue a ser como ellos dos pero también te extraño. Caminar por Santa Fe, Corrientes y Florida respirando lluvia, respirando café cortado, colectivos apresurados y gente  extraordinaria. 

Eres un tatuaje que se lleva bajo la piel, que se siente pero no se ve. Mi vida dejó de ser mía cuando bailé tango por primera vez, cuando entendí esas canciones de Gardel y Sosa, cuando esa nostalgia y melancolía del alcohol, amor y  ciudad me llenaron el alma. Tarde o temprano tendré que volver a ti mi querido Buenos Aires, a llevarte mis historias y escribir otras nuevas, a bailar el tango que me corre por las venas, a sentarme con un mate en cualquier parque que vea y ver el deleite de tu existencia.