miércoles, 24 de abril de 2013

Pesadillas


Pesadillas

Llevo dos noches ya teniendo pesadillas, nada muy loco solo pesadillas. Una mujer, se que es mala, pero no puedo hacer nada es la Dulcinea de la persona que me acompaña. Ella está envenenando el corazón de alguien, lo seduce, lo atrae pero el no lo sabe, no sabe que cada vez que se acerca a ella le encaja un trozo  de cristal roto en el corazón, es una marioneta, manejado por su ciego amor y no por su realidad. Lo veo, está cerca pero estoy atrapada, rehén de mi propia mente, de mis manos, de mi boca que no me deja gritar ni decir nada para evitarlo. Puedo ver el corazón repleto de pequeños vidrios rotos, está a su máximo de capacidad un vidrio más y probablemente explote. La mujer no tiene piedad, no parece importarle lastimar así un corazón noble, puro, aún humano, a pesar de estar en tiempos de guerra, donde los humanos están en peligro de extinción y los pocos que quedan tienen manchado el corazón de sangre, de lucha, de guerra; y donde este probablemente sea el último que queda y está a punto de explotar en manos de la mujer que dice ser su amada. Grito, pero no hay sonido, hablo pero no hay palabras, intento moverme pero he dejado de sentir mi cuerpo, soy solo un espectador de esta trágica escena al que no se le tiene permitido hacer nada. El sigue acercándose, no se ha dado cuenta que se esta desangrando, un poco más y su cuerpo tampoco podrá soportarlo, tiene que detenerse. Se escucha un tintineo a lo lejos, da la sensación de ser algo espiritual, algo bueno, comienzo a sentir poco a poco, pero aún no puedo moverme, la mujer me ha visto, ha dejado el corazón por un segundo, algo ha llamado su atención ha encontrado otro corazón puro, el mío.

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